Pensiones

Pensiones

Por JOSÉ FERNANDO ISAZA

El régimen pensional tiene privilegios en cabeza de quienes hacen las leyes, las interpretan y tienen la fuerza de las armas. Los casos más aberrantes son los carruseles pensionales en el Congreso y en las altas cortes, en particular en el Consejo Superior de la Judicatura.

La Constitución del 91 prohibió las suplencias personales —horizontales— de los congresistas, pero no contaban con la astucia de la clase política, que en una reforma constitucional con el voto preferente, y la posición en la lista, las revivió como suplencias verticales. La generosidad de los congresistas y magistrados sería digna de ejemplo si la hicieran con sus propios recursos, el problema es que el “regalo” lo hacen con dineros públicos. En el Consejo Superior de la Judicatura se destaca un excontralor de Bogotá por sus millonarias donaciones, con dineros ajenos. Poco éxito ha tenido el Distrito Capital en la elección de sus defensores del patrimonio público.

Para tener una idea del deterioro de las finanzas públicas en el carrusel de pensiones se puede hacer el siguiente cálculo. El valor de fondear una pensión es aproximadamente 22 veces el pago anual, la cifra anterior es muy sensible a la tasa de interés. Si un elegido para obtener una jugosa pensión con un año de trabajo en el Congreso, o las altas cortes, ha cotizado con un salario digamos de $3 millones mensuales, al ingresar al baloto millonario puede pensionarse con $15 millones. Financiar esta pensión le cuesta al país $4.290 millones. Es bueno recordar que son 13 mesadas, el fondeo de la pensión de $3 millones, valdría $858. El regalo es de $3.422 millones. Es una apropiación legal, pero inmoral de bienes comunes. Multiplíquese esta cifra por el número de ganadores de esta avivatada y puede concluirse que el problema pensional no se resuelve con el monto de la pensión mínima.

Por supuesto que se requieren modificaciones al sistema pensional, la más importante es ampliar su cobertura, una sociedad no puede permitirse que más del 70% de sus ciudadanos no tengan pensión ni expectativa de ella. Las reformas deben tocar los regímenes privilegiados. No se entendería que, en aras de la sostenibilidad financiera, se redujeran los beneficios de los afiliados al seguro o a los fondos de pensiones y se mantuvieron los de las cortes, el Congreso, el Ejército. Un aspecto preocupante para la ética pública es el cambio de denominaciones que reflejan cambios culturales; lo que antaño se llamaba avivatada o tráfico de influencias, el gobierno anterior lo denominó espíritu emprendedor.

No sólo en Colombia se daban casos de personas jubiladas de muy avanzada edad que se casaban con jovencitas; a la muerte del pensionado ambos pasaban a mejor vida. The Economist cuenta un caso, que bien puede ser el récord Guinness, de duración de una pensión. Gertrude Janeway se casó en 1927, de 18 años, con un veterano de la guerra de secesión americana que tenía 81 años, y era pensionado desde 1865, la señora Gertrude murió en 2003, recibiendo los US$75 mensuales. La mesada no estaba totalmente indexada, en total fueron 138 años de pensión, por pocos años de trabajo, pues Johan el veterano se jubiló a los 19 años. Se reclutaban menores para la guerra. (El Espectador)

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